Era una noche como tantas, con el viento susurrando entre los árboles. De repente, una gran nube llegó al cielo y comenzó a llorar. Al principio, solo unas pocas gotas, como una suave caricia (p. 4).
En su habitación, los hermanitos Ceci y Xavi jugaban. Pero, al oír el trueno que rugía como un gran león a lo lejos, Xavi sintió un temblor en el pecho. Su gatito cariñoso se acercó buscando consuelo. "No te preocupes, pasará," susurró Ceci, con una dulce sonrisa para dar ánimos a su hermano, aunque ella también sentía algo de miedo (p. 4).
La madre, al notar su preocupación, entró en la habitación y se sentó junto a ellos. Propuso con ternura la idea de contar una historia juntos, buscando calmar los temores de los pequeños y crear un momento de unión familiar en medio de la tormenta (p. 4).